"Hacemos las ollas como un símbolo para mostrar que olvidan a los pobres porque vivimos en una ciudad turística"

Lo que se dice - Entrevistas Por Marcela Díaz
Así lo expresó Patricia Aros, coordinadora – a nivel local- de Espacios Sociocomunitarios del MTE ( Movimiento de Trabajadores Excluidos)  en esta entrevista exclusiva con El Sur también existe.
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Patricia Aros es coordinadora – a nivel local- de Espacios Sociocomunitarios del MTE ( Movimiento de Trabajadores Excluidos). En esta entrevista exclusiva analiza la situación económica, alimentaria y habitacional en el actual contexto y su incidencia en  los sectores más vulnerables de nuestra ciudad. Asimismo revela tanto el vínculo entre Juan Grabois y la organización que ella integra como las enseñanzas que el brindó a la comunidad.

¿Cómo evaluas la situación general en los barrios en  el marco de la pandemia? 

La verdad es que estamos bastante preocupados por lo que está pasando en los barrios populares con nuestros compañeros y vecinos. Podemos mirar su día a día  ya que somos parte. A veces tenemos para comer, otra no, esa es la realidad. Tal vez cuesta decirlo pero hoy,  a mucha gente le está faltando el plato de comida y le da vergüenza solicitar un módulo de alimentos porque piensa que está pidiendo y no es así porque es un derecho que tenemos. Debemos garantizar el alimento de nuestros hijos ya que dependen de nosotros, aunque falta muy poco –creo eso- para que nuestros pibes salgan a mendigar. 

 ¿Qué problemáticas surgieron y cuáles se profundizaron durante este tiempo? 

La pandemia mostró e hizo más crudo todo lo que estaba pasando porque el hambre y la falta de trabajo vienen de antes. Nosotros venimos trabajando hace 5 años y con la pandemia todo cayó de maduro. No sólo para el sector más vulnerable sino también para aquellos que tenían un trabajo y lo perdieron. Hoy estamos atendiendo otra clase de gente. Por ahí tenemos distintas visiones con respecto al municipio porque lo que nos importa es que a la gente le llegue ese modulo sin pedir tantos datos. Porque no es que el bolsón les va a durar un mes, a lo sumo les alcanzará para una semana -con suerte- dependiendo  de cuantos vivan en la casa. 

¿Cuántas personas requieren hoy de asistencia? 

Nosotros presentamos –a Desarrollo Social- un listado de alrededor de 600 familias, hoy son muchas más y cada día se suman familias ante lo que está pasando, no tiene fin el listado. El municipio nos está ayudando con 80 módulos semanales: 40 para Barrios de Pie, 20 para Evita y 20 para MTE.

Ante esto ¿Cómo se da el vínculo de solidaridad entre la gente? 

Los vecinos se ayudan entre sí. Siempre está quien dice “que lo mío quede para después, que lo lleve quien más lo necesite” algunos lo entienden y lo ponen en práctica, otros no, pero al charlarlo lo comprenden. Se trata de explicarles que hay 400 familias más que están esperando y no están siendo asistidas. 

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¿Cuál es la labor que cómo organización llevan a cabo en merenderos y comedores de nuestra ciudad? ¿Cómo atraviesan allí la situación actual? 

Hay un montón de merenderos que acompañamos desde la organización desde mucho antes de la pandemia, cuando se inició el programa Argentina Trabaja. A través de la CTEP (Confederación de Trabajadores de la Economía Popular)  nos tuvimos que hacer cargo de organizar a la gente para poder contraprestar  por lo que estaban cobrando o estaban por empezar a cobrar. Lo que no tuvimos en cuenta fue que como proyectos iban a salir estos merenderos, que se fueron multiplicando porque los chicos no tenían su vaso de leche. Empezamos por ahí, ya que recibimos una ayuda desde Nación. Hace unos años nos llegaba un camión de alimentos secos una vez por mes, ahora nos llega cada 3 o 4 meses y hoy que debería llegarnos cada 15 días, nos llegó –por última vez- hace dos meses y con menos cantidad. 

Desde ahí –más allá de los programas-empezamos a organizar a los compañeros les contamos: como trabajamos, a que apuntamos  y cómo queremos que se hagan  parte. Así fueron funcionando varios merenderos que cada vez se hicieron más firmes, con una ampliación en la cantidad de chicos que asisten. Tratamos de mantener esa línea y cubrirla con las necesidades básicas, incorporando frescos, tratando de variar en la medida que se puede. 

 ¿Cómo analizan la situación habitacional en San Martín de los Andes?

Es un problema que viene desde siempre, más allá de la pandemia. Tenemos muchas familias, que viven con un alquiler y se les hace imposible pagarlo porque están haciendo una changa por día y esta solamente les alcanza para la comida y les impide afrontarlo. La emergencia habitacional es algo muy delicado, que implica mucho en la vida de cualquier persona. Nosotros por haberlo vivido sabemos que no está bueno y entendemos que pasa por la cabeza de quienes lo sufren. A veces la vida es injusta porque hay que gente que tiene casa y no la está habitando  o la alquila o viven en otro lado.  

En cuanto a esta problemática -como organización- trabajan en forma cooperativa

Nehuén Mapu-Cooperativa de Vivienda surge a partir de una toma que se hizo en el 2013. La creamos como herramienta para asociar a la gente y desde ahí pelear por el terreno. No pedimos nada gratis. Vamos con el fin de pagarlo, siempre y cuando sean cuotas sociales porque es gente que vive al día. Intentamos seguir un camino más llevadero porque sabemos que si vamos de a uno no nos dan bola, que unirnos nos hace más fuertes.

Procuramos el trabajo porque no queremos ser asistentes sociales aunque lo somos un poco –lo cual no está bueno-  porque es –en parte-a lo que se acostumbra la gente. Eso lo tenemos entrelazado con el voto, por algunos políticos que -en campaña- vienen te dan una chapa, un bolsón de comida o un colchón para luego pedirte que los votes. 

Nosotros no somos de ningún partido sino de una organización y trabajamos de esta forma tratando de incluir al excluido  para que pelee por sus derechos y los haga valer.

Focalizando en este punto ¿Cómo se trabaja para que toda persona comprenda que merece ser incluido?

Es la parte que más cuesta. Nos llevó bastante tiempo comprender como poder lograr que la situación sea igual para todos. Desde ahí empezamos a charlar que o éramos todos o ninguno. Siempre quisimos  algo a pagar, no que nos regalen.  Siempre tuvimos la idea de no tener un político en el medio porque sabemos que eso lleva a un punterismo (sic) o algo parecido.

Nosotros empezamos a trabajar hace más de cinco años, en ese momento conocimos a la gente de la CTEP que es la organización a la que pertenezco y fue Juan Grabois a quien acudimos cuando nos vimos en la calle. Él fue quien nos enseñó a pelear por lo nuestro y a entender que” por nosotros debemos ir nosotros no otros”.  

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Hablaste de Grabois (Juan, dirigente social)  ¿Cómo surge el  vínculo con él y cuál fue su ayuda? 

Nosotros no lo conocíamos. Estuvimos en aquella toma que mencioné y lo contactamos, el día que nos dejaban en la calle sin nada. El venía con muchas historias de Buenos Aires, nos hablaban de la CTEP y no teníamos mucha idea sólo sabíamos que el ayudaba a cooperativas a salir adelante. El tipo nos sacó de esa situación de mierda y gracias a él, 42 familias tienen un terreno y este año van a tener una casa. Cuando vimos todo eso pensamos que era mentira no lo podíamos creer porque también sabíamos que si era verdad nos podía pedir algo.  En ese momento nos dimos cuenta que no todas las personas vienen por lo mismo ni todos son iguales que hay gente que vale la pena, en la que podemos confiar. Como nos dijo “Tiene que creer y hacerlo realidad”, lo único que esperaba es que tuviéramos la cooperativa: los papeles estaban trabados en Neuquén y ellos llevo, a los 2 meses teníamos matricula y así se logró. Ese es Juan Grabois, nos ayudó por nada, nos tapo la boca, nos dijo que lo único que quería es que entreguemos los terrenos y que nuestros compañeros vivan allí. 

De un tiempo a esta parte impulsan y llevan a cabo ollas populares ¿Que los motivo a realizarlas? ¿Cuál es el balance que hacen de las mismas? 

Comenzamos el primero de mayo pasado, no las podemos hacer  siempre pero, al menos, las organizamos en fechas significativas y no por un festejo sino para que no se olviden aquellos que deberían estar asistiendo a esta parte del pueblo más pobre y más vulnerable. Entendemos que ellos están cumpliendo con hacer su parte pero a veces cuesta creerlo porque pensamos que pueden hacer más cosas que las que dicen que hacen. Por ahí, se trata de ponernos de acuerdo, charlarlo y  hacerlo en conjunto pero cuesta un montón. También porque nosotros tampoco vamos a dejar que nos manipulen  porque sabemos que tenemos el derecho y sabemos que lo que estamos haciendo lo estamos haciendo por el otro y bien. Creemos que este pueblo  va a salir adelante si lo hacemos entre todos si todos somos parte: Es lo que creemos y desde ahí hoy hacemos las ollas como un símbolo para mostrar que de los pobres se olvidan porque es una ciudad turística y lo único que importa es que venga la gente  y deje la plata que es para pocos no para todos. 

¿Cómo creen que será el tiempo post pandemia? 

Va a ser bastante difícil, hoy se triplico la pobreza. Antes, para unos el problema era llevar el pan a la mesa, para otros salir de vacaciones y para otros comprarle un auto o una moto a su hijo. Estos somos los vecinos que vivimos en San Martin. Están las clases: alta, media, baja y quienes son indigentes. Nosotros nos podemos poner en ese nivel porque somos muchos los que cobramos un sueldo muy por debajo de la canasta básica. Vemos lo que se viene y me parece que nos costara mucho porque para todos -según su necesidad- se complicó. Vamos a tener que trabajar mucho -espero que en conjunto con el municipio- para así poder ayudarnos entre todos. 

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