El “robo del siglo”: La pelea de Firpo que revolucionó el boxeo en Argentina

Lo que se juega Por Martín González
Un 14 de septiembre de 1923, El Toro Salvaje de las Pampas perdió con Jack Dempsey la pelea por el título mundial de peso pesado, pero al mismo tiempo ganó para siempre un lugar de privilegio en el corazón del pueblo argentino.
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No es cierto que la historia solo es escrita por quienes ganan. Testimonio en sentido contrario los hay a montones. En el mundo del deporte, un ejemplo de ello en Argentina se dio con el boxeo hace ya casi un siglo.  

Corría el año 1923. Con Marcelo Torcuato de Alvear de Presidente de la Nación, la Unión Cívica Radical (UCR) gobernaba por segunda vez consecutiva al país tras décadas de sucesivos gobiernos conservadores-liberales (en Argentina no es un oxímoron) que apelaban al “fraude patriótico”. Más allá de los cambios políticos que propició la llamada Ley Sáenz Peña con la habilitación del secreto y la obligatoriedad del sufragio, el mecanismo democrático no dejaba de seguir restringido porque las mujeres continuaban sin poder ejercer el derecho a votar. Y el modelo económico no había sido modificado: Argentina continuaba su inserción internacional a través de la venta de productos primarios y la compra de los productos manufacturados, ampliando de esta manera la riqueza de su puerto (Buenos Aires) y la región pampeana, al tiempo que perpetuaba al no desarrollo del resto del país.  

Desembarcado el boxeo en Buenos Aires por los ingleses junto al fútbol –y al modelo agroexportador señalado en el párrafo anterior- durante el siglo XIX, en 1892 el Consejo Deliberante de la Municipalidad de la ciudad de Buenos Aires prohibió en el ámbito porteño toda actividad boxística sobre tablas. La práctica, entonces, se comenzó a llevar a cabo en lugares privados, exclusivos, sin cobrar entradas. Mientras tanto, las primeras décadas del siglo XX fueron testigos de la aceleración del crecimiento de este deporte en el país. 

Sin embargo, 1923 sería definitivamente el año de un quiebre, producto de un acontecimiento que cambió para siempre el desarrollo de esta disciplina en Argentina. 

El Polo Grounds de Nueva York, con 86 mil testigos directos que abarrotaron el lugar, fue el lugar elegido para el combate de todos los tiempos. La pelea del siglo. A la distancia, millones de argentinos estaban pendientes de la contienda. Los más afortunados, pudieron escucharla por radio, muchos de ellos agolpados frente a los negocios que vendían artículos de electricidad por Avenida de Mayo, en lo que sería la primera transmisión radial en el país con fines periodísticos. Gran expectativa, aquí y allá. Uno de los nuestros, Luis Ángel Firpo, nacido en la ciudad de Junín (provincia de Buenos Aires), el 11 de octubre de 1894, apodado El Toro Salvaje de las Pampas, desafiaba a quien por entonces parecía indestructible, Jack Dempsey, vigente campeón de peso completo desde 1919. 

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Firpo, quien anteriormente había sido ayudante en un restaurante, cadete en una farmacia, vendedor en una zapatería, empleado en una fábrica de ladrillos, frente al campeón del mundo, a quien le decían El Matador de Mannasa, una celebridad para los estadounidenses desde el momento en que le arrebató la corona a Jess Willard después de haberlo tirado siete veces en el primer round.  

Lo que sucedió a continuación puede que haya sido, quizás, los dos rounds más electrizantes de la historia del boxeo.

El desarrollo del primer asalto marcó la tendencia que los locales esperaban: el campeón del mundo imponía su condición de favorito, con siete derribadas sufridas por el valiente púgil argentino. Hasta que llegó el momento sublime, el clímax para los argentinos, el anticlímax para los estadounidenses: un derechazo de Firpo a la mandíbula de Dempsey provoca que el cuerpo del campeón del mundo vuele hacia el sector de la prensa. El Polo Grounds enmudeció. Los argentinos apostados frente a las radios, gritaron de júbilo. Parecía que se estaba en presencia de consumarse la primera hazaña de la historia del boxeo argentino. No fue así. O sí. Según cómo se mire. Esta humilde nota, 97 años después del hecho, elige posicionarse dentro de los que consideran lo segundo. Esta pausa en el relato es la que tuvo para su propio beneficio el propio Dempsey, quien permaneció aproximadamente unos 17 segundos fuera del cuadrilátero. Esos segundos extra a lo permitido, junto con la mano tendida de periodistas y espectadores que empujaron a El Matador de Mannasa de regreso al cuadrilátero para continuar el match, marcaron en los hechos que técnicamente debió habérsele considerado como derrotado. Por lo pronto, insólitamente no fue lo que dispuso el referí Jack Gallaher, quien lo dejó retomar la pelea. 

Finalmente, el nocaut a favor de Dempsey mediante sendos ganchos de izquierda que le provocaron dos caídas al argentino llegaron en el segundo round. 

Sin embargo, las consecuencias de aquella batalla no se simplificaron a un mero resultado pugilístico. La devoción popular por Firpo no tuvo límites.   

“Al son, fundamentalmente, del impacto que provoca la actuación de Firpo en los rings de los Estados Unidos, se multiplican, en los barrios pobres, en los barrios humiles… creo que no había baldío o casa donde no se armaba un ring y los chicos del barrio comenzaban a practicar, incluso fabricando guantes con pedazos de trapo, con los cuales se envolvían las manos”, relató el historiador Jorge De Márcico, para el programa documental de tv “El boxeo argentino. Lo mejor de la historia”. 

Lo cierto es que gracias al respaldo absoluto del pueblo hacia El Toro Salvaje de las Pampas, el boxeo garantizó la protección que necesitaba. Tal es así, que el intendente de la Municipalidad de la ciudad de Buenos Aires, Carlos Martín Noel, derogó el 3 de febrero de 1924 la ordenanza que llevaba 32 años prohibiendo el boxeo y reahabilitó su práctica.  

Firpo logró algo más difícil que ser campeón del mundo: mudó el boxeo de los exclusivos clubes privados hacia los clubes de barrio, los baldíos, las casas particulares y hasta los cafés de Buenos Aires. Por eso, todos los 14 de septiembre se celebra en Argentina el Día del Boxeador.  

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Datos y curiosidades

-Luis Ángel Firpo nació en Junín, el 11 de octubre de 1894. 

-Ya en Buenos Aires, se afincó en el barrio de Boedo, convirtiéndose en simpatizante del Club Atlético San Lorenzo de Almagro. 

-Conocido como El Toro Salvaje de las Pampas, es considerado también como el padre del boxeo profesional argentino. 

-Durante su carrera, derrotó a excelentes boxeadores tales como Jess Willard, Bill Brennan, Homer Smith, Charley Weinert, Erminio Spalla, Al Reich, Dave Mills, Jack Herman y Walter Lodge. 

-Fue campeón argentino y sudamericano de la categoría peso pesado. 

-Falleció en Buenos Aires, el domingo 7 de agosto de 1960, debido a un ataque cardíaco. Tenía 65 años. 

Nota del Redactor: Para la confección de la nota, se agradece los aportes públicos de grandes maestros del periodismo como Julio Ernesto Vila, Osvaldo Príncipi, Carlos Irusta y Ernesto Cherquis Bialo